6 mar 2011

Otto René Castillo


Nació en Quezaltenango, Guatemala, en 1936. El derrocamiento de la dictadura de Ubico y el inicio de la etapa democrática cayeron como una ola sobre la niñez del futuro poeta, y llenaron de estímulos político-sociales su vida circundante, sus años de la primera educación, su adolescencia. 



En 1954 ya era presidente de la Asociación de Estudiantes de Post-primaria y uno de los activistas juveniles más destacados del Partido Guatemalteco del Trabajo. 

A los 18 años de edad se establece en El Salvador, ingresa a la Universidad después de un tiempo de dedicarse a diversos oficios para ganarse la vida: sereno de un parque de automóviles, pintor de brocha gorda, vendedor de libros. Simultáneamente escribe con gran intensidad poemas que pese a ser obras de primera juventud, llaman la atención en los círculos culturales de El Salvador y le abren las puertas de la gran prensa salvadoreña, sobre todo después de la obtención del Premio Centroamericano de Poesía de la Universidad, en 1955. 

Su poesía se nutrió del dolor de su pueblo y de su indoblegable esperanza y fue un ardiente llamado y un homenaje a los sectores más explotados de Guatemala: las masas indígenas, sus poemas a Atanasio Tzul son un ejemplo concreto de tal actitud. 

Su actividad política y literaria en El Salvador fue sumamente importante. Desde el seno del Círculo Literario Universitario fue un trabajador inagotable en favor de la unificación de criterios de los artistas y escritores jóvenes de aquella época, y, asimismo, un divulgador de los poetas que más influyeron en el punto de partida de lo que luego se llamará la "generación comprometida" 

Su labor poética trascendió las fronteras salvadoreñas y resonaba en Europa la FMJD le otorgó, desde Budapest, el Premio Internacional de Poesía en 1957. Volvió a Guatemala donde obtuvo el “Premio Autonomía de la Universidad” en 1956, 

Extrovertido, vital, de personalidad fuerte y simpática, no fue, sin embargo, una figura exenta de los errores y las debilidades de los jóvenes centroamericanos de su época. Su afán de vivir intensa y apasionadamente la vida, le cobró su precio frente a la severidad de sus camaradas mayores en edad y experiencia y le significó conflictos, desgarramientos, problemas. Por el contrario, los jóvenes le aceptaron siempre en su rica totalidad humana, necesariamente contradictoria con el medio. Quizás el motivo más importante de citar en este aspecto de su personalidad sea el de salvarlo del riesgo, que puede propiciarle su muerte admirable, de pasar a la historia como un santón, como uno de esos personajes planos a que nos tiene acostumbrados el apologismo póstumo. 

En 1957, Otto René Castillo regresa a Guatemala, poniendo fin a su fructífero exilio salvadoreño. Sigue estudios de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de San Carlos donde recibe el premio "Filadelfo Salazar" al mejor estudiante y obtiene por su aprovechamiento una beca para hacer estudios en la RDA. En 1959 inicia sus estudios de Letras en Leipzig. En 1962 abandona la primera carrera para ingresar en la Brigada Joris Ivens, grupo de cineastas que serían los cuadros de un vasto plan para la filmación de materiales sobre la lucha de liberación de los pueblos latinoamericanos, dirigidos por el famoso cineasta holandés. Al terminar sus cursos, regresó al país en 1964. De nuevo se inicia la turbulenta mezcla de militancia política y de actividad cultural. En esta etapa dirige el Teatro de la Municipalidad de Guatemala. Cuando fue capturado en 1965, el régimen militar lo envía de nuevo al exilio. Las organizaciones revolucionarias guatemaltecas le imponen entonces una responsabilidad: pasa a ser representante de Guatemala en el Comité Organizador del Festival Mundial de la Juventud que se iba a celebrar en la capital de Argelia. 

Con este cargo el poeta nuevamente recorre Alemania, Austria, Hungría, Chipre, Argelia y Cuba. Sus jefes hablan emocionadamente de su aporte material y humano, su entrega al trabajo, su espíritu jovial ante el sacrificio. Herido en combate fue capturado por las fuerzas del gobierno junto a Nora Paiz fue conducido a la base militar de Zacapa y después de haber sido torturado y mutilado, fue quemado vivo. Sus propios verdugos han testimoniado su entereza y su coraje ante el tormento y la muerte.

La obra poética de sus últimos años de vida fue recogida en el volumen Vámonos Patria a caminar, cuyos originales había corregido el autor en la cárcel en 1965, reeditado póstumamente en 1968, en México, con prólogo de César Montes.

En el año de 1964 había publicado en Guatemala Tecún Umán. Posteriormente un familiar del poeta en Alemania, hizo llegar a quien escribe estas líneas una extensa colección de su obra inédita, en la que aún trabajaba hasta poco antes de su muerte. En la confección de la Antología de su obra que publicó Casa de las Américas en La Habana bajo el título de Poemas, se han utilizado principalmente materiales incluidos en Vámonos Patria a caminar y en las colecciones inéditas. 



Murió antes de llevar su poesía a la más alta depuración estilística pues lo mataron a los 31 años de edad. Sin embargo, su obra, de la cual el libro publicado en Cuba es solamente una parte representativa, quedará como un espléndido testimonio de pasión, confeccionado en el lenguaje necesario para conmover a los hombres de este tiempo en que él, tanto como los precursores y los adelantados de siempre, pasó como una ráfaga de fuerza y de autenticidad. 

La relación que puedo notar aquí entre Otto Castillo y Hernandez es la represión a los pensadores, la persecución que se le hizo a ambos o podemos llamarlo como la persecución para ambos por otra parte la similitud fueron los estudios fuera de su país natal, es decir que lograron tener un punto de vista distinto a al que se tenia dentro de cada país, y las diferencias es el tipo de muerte que le dieron a Otto castillo lo torturaron y lo incineraron sin ningún remordimiento solo por ser un escritor y un pensador, como es posible que un país haga eso con sus escritores. 

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